Sus orígenes se remontan a los primeros habitantes de la isla polinesia de Hawái, quienes solían practicar rituales de sanación basados en la filosofía Hoponopono. En el siglo XX, El doctor Hew Len adaptó las enseñanzas y técnicas ancestrales a los tiempos modernos y popularizó lo que actualmente entendemos como Hoponopono.
Partiendo de la base de que consideraban que cualquier problema grave estaba generado por los errores propios, este método defiende que para solucionar cualquier mal, ya sea físico o psicológico, propio o con otros, es necesario asumir la responsabilidad y perdonarse a uno mismo.
Para ello, es necesario confesar o aceptar el error y pedir perdón. En el caso de que sea algo propio, a uno mismo y si tiene que ver con otra u otras personas, a uno mismo y a los otros. Pero nunca hay que olvidarse de uno, pues se trata de un método que busca conectar con el interior. A través de esta disculpa, según el hoponopono se limpia todo aquello que no sea sano ni beneficioso y se restablece el equilibrio.
La búsqueda de la identidad: Se asume la responsabilidad de todas las acciones, las propias y las de otros. En este sentido, se tiene la creencia de que lo que los demás te hacen es reflejo de algo que tiene que sanar la propia persona. De esta forma, el sujeto que practica hoponopono nunca es la víctima. Para solucionar cualquier tipo de mal, se repiten mantras internos a modo de meditación en cualquier momento del día, como los siguientes:
– Lo siento, perdóname, gracias, te amo: se trata del mantra más conocido del hoponopono. Cada palabra tiene un significado u objetivo diferente.
Lo siento: se utiliza para asumir la responsabilidad de lo que se busca sanar. Perdóname: se pretende que el cuerpo perdone al individuo por no haber solucionado el malestar antes. Gracias: se muestra gratitud ante la oportunidad de sanar el problema. Te amo: se pone de manifiesto el amor hacia la parte negativa de la persona, para que así se vaya y se pueda solucionar el problema.